Todos, sin excepción, somos co-creadores de la realidad que habitamos.
Por consiguiente, cada uno de nosotros es un actor político en potencia, y parte imprescindible en la construcción colectiva del mundo que anhelamos.
Una nación no es un campo de batalla.
Es un espíritu colectivo, una comunidad con sueños e ideales compartidos.
Aun estamos a tiempo de sanar las heridas abiertas del pasado y avanzar juntos hacia un futuro de Paz, Unidad y Bienestar.
Por consiguiente, cada uno de nosotros es un actor político en potencia, y parte imprescindible en la construcción colectiva del mundo que anhelamos.
Una nación no es un campo de batalla.
Es un espíritu colectivo, una comunidad con sueños e ideales compartidos.
Aun estamos a tiempo de sanar las heridas abiertas del pasado y avanzar juntos hacia un futuro de Paz, Unidad y Bienestar.
Comentarios
Publicar un comentario